Nuevos hallazgos bajo Chichén Itzá

05/03/2019

Nuevos hallazgos bajo Chichén Itzá. Foto: INAH

Nuevos hallazgos bajo Chichén Itzá. Foto: INAH

Noticias RMX

Arqueólogos mexicanos descubrieron una cueva con cientos de reliquias arqueológicas que podrían develar los misterios de la fascinante ciudad y centro ceremonial maya de Chichén Itzá, situada en la Península de Yucatán, informó ayer Guillermo de Anda, científico encargado del proyecto.

En ese "espacio místico" denominado Balamkú y considerado como un "tesoro científico" se han encontrado siete ofrendas constituidas por incensarios de cerámica "tipo Tláloc" -es decir, con rasgos similares a la imagen del dios de la lluvia en la cosmovisión maya-, y otros objetos, dijo en conferencia el investigador.

Descubriendo las fechas de elaboración de esos artefactos, los arqueólogos confían en que podrán definir quiénes eran y de dónde llegaron su antiguos habitantes, los itzaes.

La caverna, situada a dos kilómetros de El Castillo o Templo de Kukulcán de Chichén Itzá, había sido descubierta hace más de 50 años por unos lugareños que dieron aviso al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Los arqueólogos, que han recorrido hasta ahora unos 460 metros "a gatas o a rastras en trayectos largos", seguirán explorando la cueva, que está a unos 24 metros de profundidad y analizando in situ los objetos arqueológicos.

Entrañas de los dioses

Ellos creen que los objetos encontrados en las ofrendas fueron llevados al sitio a través de esos "tortuosos" caminos hasta las cámaras de la cuevas donde seguramente creían que estaban "las entrañas de los dioses" suplicándoles, probablemente, "que hubiera agua".

Guillermo de Anda contó que los mayas que habitan actualmente en la Península de Yucatán le advirtieron que una venenosa víbora de coral era la guardiana de la caverna, y en efecto un reptil de ese grupo les bloqueó el acceso durante cuatro días. Por petición de los actuales mayas que viven en los alrededores del sitio arqueológico, el grupo de arqueólogos realizó una ceremonia espiritual "de desagravio" que duró seis horas para evitar catástrofes por ingresar en la cueva.

En lengua maya, Balamkú significa "dios jaguar", en alusión al atributo divino que los antiguos mayas asociaron a este animal mítico, el cual tenía la capacidad de entrar o salir del inframundo.

 

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