Noche con suerte

Joanna Pirod   22/03/2018

Noche con suerte

Noche con suerte

Joanna Pirod | Conductora

Estudió la Licenciatura de Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana y 1 año de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de...

Fue la semana de Depeche Mode que llevaba esperando desde más de un año que se anunció que vendría a Méxi­co y por si fuera poco recibo, mientras cubría el Festival In­ternacional de Cine de Gua­dalajara, la llamada de un buen amigo en México quien por medio de otro amigo en Los Ángeles tuvo el encargo de entretener a los Queens of The Stone Age en su visita a México por motivo del Vive Latino 2018.

Me pidió que lo acompa­ñara no sólo porque sabe que soy muy fan de los Queens, pero además soy muy adap­table a cualquier situación y pocas cosas me dan pena o me intimidan. Así que el sába­do quedamos de vernos con ellos en el bar de mi amigo ubicado en la colonia Juárez, que era ideal para la situación ya que el diner por el que tie­nes que pasar antes de entrar al bar de jazz está musicaliza­do por mí al puro estilo de un bar de blues y rock garaje.

Eran las 7:30 de la noche y puntualmente se estaciona­ron tres camionetas negras sobre la calle y entraron por la puerta de manera muy natu­ral liderados por Josh Homme, vocalista de la banda. Me sa­luda con un: “Hi! Nice to meet you, I’m Joshua” y de ahí Dean Fertita que además es miem­bro de The Dead Weather, a quienes amo de igual forma. Troy, Mike y Jon, acompaña­dos de su road manager, una persona de la disquera y algu­nos elementos de seguridad que se quedaron fuera del bar.

Todos demasiado amables y con una apertura que pocos extranjeros tienen para cono­cer gente y lugares nuevos. En ningún momento hubo sen­sación de que eran demasia­do rockstars como para estar de manera tan casual convi­viendo con nosotros y los co­mensales del bar Lenox, ya que hasta invitaron unas cer­vezas a unas chicas que esta­ban sentadas a nuestro lado.

Nos cruzamos a cenar al restaurante de enfrente y compartimos mesa con toda la banda. Josh es por mu­cho el más carismático de la banda contando chistes, nos tomó a todos de las manos para simular que estábamos dando las gracias y has­ta puso su propio teléfono para po­ner música en el restauran­te esa noche. Cuando quería que lo acompañara a fumar me decía: “Hey baby, Do you want to die a little?”

Terminando la cena nos invitaron a mí y a mi amigo a la fiesta privada de Morrissey que se estaba llevando a cabo en el hotel en el que todos se estaban quedando. Llegamos y entra­mos a un gran salón en donde estaba Steven P. Morrissey reclinado en un si­llón azul rey digno de Luis XVI rodea­do de gente desconocida si­mulando ser inalcanzable. No había música en el salón y cuando todos nosotros lle­gamos y preguntamos qué pasaba nos informaron que así lo requirió el señor Morris­sey. Ni modo. Fui a la barra a pedir una copa de vino blan­co y para mi sorpresa estaba Noel Gallagher a mi lado. No había música y sin duda era una de las fiestas más raras de mi vida, pero estaba con los Queens, Noel y Morrissey a lo lejos. ¡Era la noche más suer­tuda de mi vida!

Al poco tiempo Morris­sey se retiró de su propia fiesta y Josh aprovechó la oportunidad para poner mú­sica desde su teléfono con una bocina portátil que se­guramente lleva a todos la­dos. Por cierto, Josh siempre está bailando.

Terminamos la noche bailando salsa en un lu­gar de la colonia Roma ya que ellos decían que prefe­rían salir a conocer la ciu­dad y así fue como terminó mi noche con los Queens of The Stone Age.

Al día siguiente tuvieron la amabilidad de dejarnos entradas para su camerino previo a su presentación y pu­dimos verlos tocar desde el lu­gar para invitados de la banda sobre el escenario principal.

Sin duda nunca me ima­giné que pasara esto, pero lo que menos pensé fue que además fueran tan ama­bles, tan aterrizados y tan buena onda. Grandes los Queens of The Stone Age por muchísimas razones además de su música.

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