Animalería: Construcción de un perro valiente.

Carlos Alberto Mendoza @educanmexico Fotos: Pixabay   21/12/2018

Carlos Alberto Mendoza @educanmexico Fotos: Pixabay

Existen algunos mitos, falsas creencias, malos manejos y referencias con connotaciones inadecuadas al momento de tratar el tema de los perros con miedo o con fuerte temperamento, este texto tiene como objetivo compartir información actualizada y veraz en torno a la intervención del ser humano en el comportamiento y la gestión emocional de los perros de compañía para procurarles seguridad, confianza y autoestima ante cualquier situación y promover una adecuada expresión de las emociones y lenguaje en nuestr@ perr@.

¿Por qué hablamos de construir a un ser vivo?

Cuando hacemos referencia al concepto de construcción atendemos a la teoría de los cuatro factores que determinan el comportamiento de un perro, en específico a uno de ellos, el factor del “referente”, es decir, de la persona con quien vive e interactúa el perro en el día a día. Hoy sabemos que la personalidad del ser humano y la forma en la que responde y afronta todas las situaciones de la vida influyen e impactan en el aprendizaje y la socialización del perro que vive con ella, debido a que esta especie es altamente social, empática e imitadora. Por ello, el perro aprenderá de ese referente, es decir, de esa persona, cómo responder y cómo afrontar las situaciones que también a él se le presenten. Así que, efectivamente como lo están pensando, nosotros hacemos o construimos a nuestros animales de compañía a nuestra manera de ser y de actuar, aunque no nos demos cuenta de ello.

Y para pasar al tema en cuestión, lo primero que debemos tener claro es que cuando hablamos de un perro valiente no nos referimos a un perro dominante, ni a un perro arrojado, mucho menos a uno agresivo, tampoco a un macho o hembra alfas, y por supuesto, tampoco a un perro “cabrón” como algunas personas, entre ellas adiestradores, hacen referencia cuando hablan de perros con temperamento fuerte, incluso reactivos o con comportamientos de agresión.

Pero entonces ¿qué SÍ es un perro valiente?

Desde la educación canina, una disciplina integral en el trabajo con las familias y sus perros, cuando hablamos de un perro valiente nos referimos a un perro que se siente seguro en general, confiado, emocionalmente estable, sociable, confiable, capaz de gestionar el estrés y con alto nivel de recuperación especialmente ante situaciones nuevas, y por supuesto con una adecuada comunicación con individuos de su misma especie y de otras, como los seres humanos.

¿Y cuáles son los cimientos para construir un perro valiente?

1. Sentido de Pertenencia.

Cuando decidimos incluir a un perro a nuestra familia, debe quedar claro que incluir es hacerlo parte de ella, parte del grupo, evitar aislarlo al dejarlo encerrado en un cuarto, en el patio, la cochera, la azotea o confinado en cualquier área de la casa sin la oportunidad de interactuar con los miembros de la familia. Muchos perros sufren abandono dentro de su propia casa, esto los vuelve inseguros, ansiosos, frustrados, desconfiados, tristes y bajo estrés crónico, repercutiendo no sólo en su salud física sino en la emocional y convirtiendo a algunos en perros sin control, impulsivos a la hora de salir de ese espacio confinado y hasta reactivos.

2. Socialización Temprana y Adecuada.

La socialización es un periodo crítico en el desarrollo del perro, ocurre a muy temprana edad, desde pocas semanas de nacido y aproximadamente a los cuatro meses. Después viene una segunda ventana de socialización más como un periodo sensible, antes de llegar a la etapa juvenil, donde comenzará a madurar social y sexualmente. Lamentablemente, se sigue pensando y recomendando, no exponer a nuestros cachorros antes de que tengan sus primeras vacunas. Esto llega a suceder en ocasiones hasta los cuatro, cinco o seis meses de edad, por lo que el periodo crítico ya se ha cerrado, y con ello la posibilidad de incorporar en su mundo a todos aquéllos estímulos y situaciones con los que interactuará a partir de que lo saquemos a la calle; hablamos de diferentes tipos de personas, otros perros, otras especies, tránsito, objetos animados e inanimados, sonidos, superficies, manipulaciones médicas o sociales, condiciones atmosféricas como el calor, el sol, la lluvia, el aguanieve, la nieve, el granizo, el viento, entre otros. Y cuando decimos que se haga de forma adecuada, nos referimos a hacerlo gradualmente, lentamente, poco a poco, sin prisas y de forma consistente, evitando inundar o sobreexponer a toda la variedad de estímulos porque entonces podríamos provocar miedos, incluso fobias por asociaciones a experiencias desagradables con aquello a lo que los expongamos de forma abrupta e intensa.

3. Comprensión y Atención a sus Emociones y Lenguaje.

Nuestros perros se comunican todo el tiempo, sin embargo, por desinformación, falsas creencias o mitos, no atendemos, no entendemos o pasamos por alto lo que quieren decirnos. En ocasiones muestran claras señales de incomodidad, de infelicidad, tristeza, enojo, molestia, estrés o euforia, y por desgracia estas señales pasan de manera inadvertida o lo que es peor, no atendemos de manera voluntaria, provocando su desconfianza o incrementando su sensación desagradable, lo cual puede resultar en accidentes lamentables. Un ejemplo es cuando nuestr@ perr@ manifiesta miedo a los sonidos fuertes causados por los cohetes, pirotecnia, tormentas, entre otros eventos, y por recomendaciones desafortunadas los ignoramos; incluso cuando acuden a nosotros en busca de consuelo y acompañamiento, porque se cree erróneamente que estaremos reforzando no sólo esas conductas, sino la emoción de miedo y volviéndolos hasta chantajistas, craso error. Si tu perro se comunica de alguna manera hay que atenderlo y actuar en correspondencia y por la confianza que ellos depositan en nosotros como sus guías, como su familia y sus compañeros de vida. Esto, al contrario de lo que se piensa, reforzará su confianza y su seguridad al sentirse “escuchado” y atendido. Ya tendremos, eso sí, el tiempo y el compromiso de trabajar junto a un profesional en mejorar su gestión emocional y al estrés ante estas situaciones. El primer paso y recomendación es aprender lenguaje canino y sobre emociones en el perro, procurando recurrir a fuentes confiables, actualizadas y veraces.

4. Retos para la Motivación a Solucionar Problemas Conocidos y Nuevos.

Es muy importante estimular cognitivamente a nuestro perro, no todo es ejercicio físico, también poner en forma su cerebro, sus procesos de pensamiento, planeación, ejecución, toma de decisiones, etcétera, es vital para hacerlos sentir competentes, hábiles y capaces de salir adelante ante cualquier eventualidad. Esto lo lograremos al incorporar en su rutina diaria actividades tales como:

De estimulación olfativa: A través de la “siembra de pienso” esto es, esparcir o esconder algunas croquetas, trocitos de comida rica y saludable para él, o premios, en áreas de la casa a donde tenga acceso como la sala, la recepción, el patio, la cochera, el césped del jardín, la terraza, algunos cuartos, etcétera. Incorporar alfombras o tapetes de olfato. Juego de escondidas con recipientes, colocando un premio en uno de ellos; nuestro perro tendrá que encontrar en cuál de los recipientes se encuentra para ganarlo y poder comerlo. Esconder su juguete favorito y que lo busque con su olfato.

De estimulación cognitiva: Una recomendación es incorporar juguetes interactivos, aquéllos que se rellenan o esconden alimento en su interior. Juegos de destreza, de sacar o colocar figuras.

Practicar algún deporte canino: como el agility, el canicross, el dog dancing, el disc dog, el maintrailing, entre otros. Uno que le guste a nuestr@ perr@ y tenga las condiciones físicas y de salud para ello. Para esto debemos asesorarnos con un profesional y tener en cuenta el equipo los accesorios adecuados para practicarlo de forma segura.

Sesiones de aprendizaje y entrenamiento con refuerzo positivo: Entrena con tu perro ejercicios de control como el sentado, echado, acudir al llamado, quieto, trucos, etcétera, y hazlo en sesiones cortas y divertidas para ti y para él a través de premios; evita por completo los correctivos, los castigos, los gritos y los jalones de correa, especialmente los collares metálicos de ahorque, si los usas dañarás tu relación con él, lo volverás temeroso o reactivo, incluso podrías lastimar su musculatura, huesos y órganos vitales. Asesórate con un profesional en el entrenamiento con refuerzo positivo.

Llévalo a lugares nuevos al menos una vez al mes: tales como parques, parques caninos, plazas o centros comerciales, poblados, montaña, cerro, playa, río, ciudades, casas de conocidos y familiares, cafés, restaurantes, espacios culturales, entre otros.

5. Nutrición y Suplementación Adecuada.

La mayoría de las personas dan a sus perros comidas de baja calidad y aporte nutricional. Las croquetas mandan en el mercado de la industria alimenticia para mascotas y desafortunadamente no están reguladas de forma ética ni con conocimiento de las necesidades nutricionales apropiadas para la especie canina, provocan obesidad, cáncer, alergias, irritabilidad, inflamación, hiperactividad, hipotonía, etcétera. Actualmente mantenemos a nuestros perros en engorda con comida procesada y que atenta a la salud física y emocional de nuestros perros. “Que el alimento sea tu medicina y tu medicina el alimento”, conocemos esta frase y son pocos quienes la aplican para sí mismos, mucho menos para sus compañeros peludos. Da a tu perro alimentos y no productos y suplementa con ácidos grasos esenciales Omega 3 y multivitamínicos que sean de origen o con procesos orgánicos, evita los producidos de manera sintética. El alimento que le das a tu perr@ influye de manera directa en su salud física y también en su capacidad de aprendizaje y gestión emocional y del estrés. Consulta a un nutricionista canino.



6. El Poder del Tacto.

Toca a tu perr@ de manera adecuada cada que puedas. Trabaja su propiocepción, su capacidad y habilidad de usar y manejar su cuerpo en múltiples espacios y superficies, así como su sentido de balance y equilibrio. Brinda masajes a tu perro, capacítate o asesórate para hacerlo de manera adecuada. El tacto provee estimulación neuronal y fortalecimiento del vínculo, mejora su confianza y la seguridad en tu compañer@ de vida.

En resumen, un perro valiente es un perro alegre, un perro que sabe comunicarse, se siente escuchado y atendido, confía en las personas y los seres vivos con los que interactúa en cualquier entorno, se siente motivado y retado, capaz de resolver, afrontar y superar cualquier eventualidad, en concreto, un perro al natural. Si comprendemos que los perros son lo que son por lo que nosotros les enseñamos a través de las experiencias que les procuramos y de nuestra forma de actuar, sabremos que los perros, de alguna manera, serán reflejo de nosotros mismos. Y tú, de acuerdo a lo que plantemos ¿qué tan valiente eres?

Texto Original de: Carlos Alberto Mendoza

Licenciado en Psicología y Educador Canino Educación Canina México educanmexico@gmail.com

 

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