10 'chilangadas' que todo provinciano debe saber
Elizabeth Sánchez 30/03/2017

10 'chilangadas' que todo provinciano debe saber

Elizabeth Sánchez
Seguro más de alguna vez has escuchado el tan popular término “chilango” y aunque la Real Academia de la Lengua española lo defina como un “adjetivo de uso coloquial que también se puede usar como sustantivo de natural para referirse a algo o a alguien originario de la Ciudad de México”; los capitalinos llaman de esta forma a todos los provincianos radicados en la capital del país.
Entonces… ¿Quiénes son los chilangos?
Lo cierto es, que ‘chilango’ es un adjetivo que cada quien utiliza de la forma que ‘le acomode’, y capitalinos, tapatíos, jarochos, poblanos o regios… todos compartimos el mismo México.
Sin embargo, si eres uno de esos migrantes del interior de la República y has decidido mudarte a esta ciudad llena de color -y de gente-, estas son algunas de las cosas que debes saber de los capitalinos o si ya eres provinciano radicado en la Megalópolis, seguro te identificaras con más de alguna de las siguientes ‘chilangadas’.
1.- Traen lo “pelado en la boca”
Nunca imaginé que, querer comprar un ‘birote’, cuando es el pan típico de Jalisco, sería mi primer encuentro con el doble sentido del capitalino.
Tenía dos días de haber llegado a la CDMX, y solo quería prepararme un “lonche de jamón”, cuando fui a la tiendita de la esquina (literal) y le pregunté educadamente al señor: -¿Disculpe tiene birote?, después de un silencio -de esos incómodos-, el hombre me miró asombrado y muy serio me respondió con otra pregunta: -Señorita ¿me está albureando?... ¡Por Dios yo solo quería prepararme una torta de jamón! Después de algunos intentos de comunicación y cuando estaba a punto de rendirme y cambiar el menú a quesadillas, una señora fue mi salvación cuando llegó y pidió “bolillo”; entonces ahí supe que la palabra “birote” debía dejarla en el baúl de las palabras que pueden ser utilizadas en tu contra.

2.-Piensan que el regateo es la mejor forma de negociación
Caray, para un capitalino ir de compras al tianguis o al mercado y no regatear es ‘dejarse robar’, así sea un peso la diferencia, nunca parecerá el precio justo sino lo negocian.
Un fin de semana dispuesta a realizar las compras o surtir mi despensa, formada en la fila de un Walmart para pagar, delante de mi había una señora acompañada de su marido, su carrito iba lleno como si fueran a alimentar a todo el ejército, cuando la cajera dijo el total a pagar, ¡sorpresa, rebasaba lo planeado por la pareja! Lo lógico parecería imaginar que de inmediato dejarían algunos productos, pero no fue así; ¡la señora comenzó a regatear!
Hijole ¿es lo menos?"
Al obtener un 'No' por respuesta, obviamente tuvieron que disminuir su compra; yo no dejo de asombrarme -y de reìr- cada que lo recuerdo.

3.- El tiempo y la distancia es relativo; en la CDMX ¡los bonos de puntualidad son inalcanzables!
“El ahorita” y el “Bien pinche lejos” no sabes exactamente a que se refiere, lo mismo pueden ser cinco minutos que una hora.
Tenía una entrevista de trabajo, muy animada decidí a aventurarme, pero no imaginé que en verdad sería una aventura, dos rutas de camión, tres transbordos en el metro y 20 minutos caminando sumaron... ¡dos horas y media! -y según quedaba a media hora de mi casa-. Ese día comprendí que en la Ciudad de México el tiempo y la distancia son relativos, así que instalé Google maps en mi celular y desde entonces no confío en la percepción de tiempo chilanga.

4.- Las quesadillas ¡no son de queso!
Aquí las hay de papa, chicharrón, flor de calabaza, frijol, huitlacoche, champiñones y ‘n’ cantidad de guisos que puedan acompañar una tortilla, ¡ah! Pero no son tacos de guisado, son QUESADILLAS.
-Me prepara dos quesadillas por favor.
- ¿De qué las va a querer señorita?... [Esa pregunta me sonó a chiste]
- ¡¿De qué?! QUESA-DILLAS…"
Aunque ahora mis favoritas son las de champiñones, me sigue pareciendo un pleonasmo gigantesco pedir “quesadillas de queso”.

5.- Un chilango nunca se rinde
Así pase horas buscando su destino o de más de tres vueltas en el mismo día, no va a preguntar referencias hasta que reconozca que está perdido -cosa que no sucede a menudo, primero cancelan su reunión ante de admitir que están pérdidos-.

6.- Son ‘bien afectuosos’, a su manera
Que un capitalino te diga pendejo, güey, cabrón, hijo de la chin…., quiere decir que ya eres como de la familia, y si además acompañan tu nombre con un pronombre, por ejemplo, ‘El Kevin’, ‘La Jenni’, etc... créeme, ¡le caes bien!
Después de convivir con ellos por más de un año te acostumbras y dejan de parecerte ofensa.

7.- Tienen “frases chilangas” para todo tipo de conversación
Cámara, Al ratón, ¿Qué pex?, ¿Qué pedo?”, ¿Qué transita por tus venas?, chido, por mencionar sólo algunas.
Aunque ninguna tiene mucha relación con el significado original son utilizadas con frecuencia, el problema es cuando son utilizadas en el mismo enunciado.
Que pedo wey, qué transita por tus venas, ¿qué vas hacer al ratón?, ¿vamos con “La Jenni”?
Al principio me daba miedo responder, no sabía si se trataban de preguntas capciosas o albures, ahora sé que estas 'expresiones cantaditas' es una manera de adornar el lenguaje de forma divertida.

8.- Hasta la sopa es mejor en taco
Para que comerlo con cubiertos, si lo puedes acompañar con tortilla…
El capitalino es taquivoro; los hay de canasta, pastor, suadero, sesos, cabeza, tripa, lengua, ojo, cachete, entre una gran variedad.
Después de seis horas de viaje desde la bella Perla Tapatía hasta la que seria mi nueva ciudad, unos tacos por supuesto me sabrían a gloria, llegando a uno de esos puestos callejeros que tienen una lona enorme con ‘su menú’ -como para qué la gente no haga la clásica pregunta - ¿de qué tienes?, entre las especialidades me llamó la atención ‘el taco árabe’, al no conocerlo mi lógica me llevo a preguntarle al taquero, -disculpa, ¿Cómo es un taco árabe?, -tortilla con carne. ¡¿Nooo, enseriooo?!!!... Molesta por su respuesta, le contesté, entonces -¿todo lo qué vende seguro son tacos árabes?.
Aunque termine comiendo unos taquitos de bistek, puedo decir que esa fue la primera ‘chilangada’ que viví.
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9.- Todos caben en el metro sabiéndolos empujar
¿Para qué esperar abordar al siguiente si todos ‘apretaditos’ caben?
El primer día que utilice el metro de la Ciudad de México recuerdo que, valientemente respire, tome la mano de mi acompañante y de verdad juro que estaba dispuesta a abordar, pero... cuando se abrieron las puertas, ¡Dios, creí que los ocho millones de habitantes salían de ahí!, me di un jalón hacia atrás y me puse a llorar ¡literal como niña chiquita!... Ahora después de cuatro años de ser usuaria del Sistema del Transporte Colectivo, ¡ya no lloro!

10.- Son deportistas extremos
Los puentes se convierten en trayecto de los perritos, porque para un chilango siempre es más cómodo saltar macetones, brincar camellones, ‘torear a los coches’ o correr, con tal de no caminar unos cuantos pasos para cruzar un puente, ¡Los chilangos son bien 'Random'!.

Y aunque dije diez chilangadas, agregaré una que en especial es mi favorita;
Piensan que su estilo innovador es único
No sé cómo describir esta característica tan peculiar del capitalino, pero aquí te dejo un ejemplo para que juzgues tù mismo.

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