El Nuevo Lolla, Jornada tres
Gonzalo Oliveros 06/08/2017


Gonzalo Oliveros | Colaborador
Gonzalo Oliveros lleva más de tres lustros en la creación y producción radiofónica. Comenzó como parte del equipo creativo de NRM, de donde saltó...
En realidad, la jornada -y el futuro- de Lolla comenzó en la madrugada del sábado y a kilómetros de distancia de Great Park.
Muchos nos fuimos con la idea de que los Killers y Blink 182 -o DJ Snake, esto, según la generación a la que perteneces- era el final de la jornada. En realidad, era en el metro dentro de la fiesta de cumpleaños de Perry Farrel.
Ahí, durante tres horas, los Foo Fighters redefinían el futuro de los conciertos. Para mil personas y con precios en reventa arriba de los mil dólares, la banda de Dave Grohl dieron un concierto más allá de las tres horas donde el pasado presente y futuro estuvieron presentes. Foo Fighters interpretaron canciones nuevas, de catálogo, los clásicos de la banda y hasta se fueron tiempo de pasar por covers de aquellos que, en su gusto, influyeron en el ambiente de la noche. Nada mal para una fiesta casi privada.
Fiesta que hace pensar muchas cosas: ¿Fue un simple festejo e cumpleaños disfrazado de After Show o, en realidad, es otro tipo de experimento? Piensen un momento: durante años, la historia de los festivales ha determinado el éxito o fracaso de los grupos. Ahora, bajo ese precepto, es otra historia: bandas trascendentes que tocan par aun millar de personas que están dispuestas a tocar más de tres horas son pocas, pero se convierten en nueva beta para ser negocio. Eso, en contraposición de lo que sucedía en Grant PArk, donde los Killers fueron la banda que entretenía a miles que no pudieron pagar el alto precio de la reventa de los Foo.
Tal vez, con ese prensamiento, muchos de los actos del día sábado en Lolla comenzaron sus presentaciones. Un día flojo para comenzar debido al calor y a lo extenso se la jornada daba pocas posibilidades para los más cercanos al inicio. The Shelters desde Los Ángeles y Flint Esastwood en Michigan tienen en sus manos dos de las mejores canciones del 2017, eso no ayudó para atiborrar los escenarios.
Blossoms experimentó con los americanos lo que les ha dado éxito en Inglaterra. Acostumbrados a crecer, dieron una dosis de su talento a media tarde, al igual que Jacob Banks y Alvvays, quienes quisieron ir contra el clima y la circunstancia vital.
War paint tuvo menos publico pero más amarre de su anterior presentación en Grant PArk. Vaya momento en el escenario principal donde demostraron que para ser buenas personas no se requiere mucho.
Zara Larson está lista para ser la siguiente figura del pop en inglés. No obstante, su obsesión con el apoyo hace que repita la fórmula de tocar covers, tal vez canciones donde ella presta su voz pero covers al fin. El detalle pasa desapercibido a la audiencia, que enloquece con la montura mercadológica de la cantante.
Glass Animals repite dosis de talento y arraigo, pero no supera el arrastre de ALt J que, si bien no hace música explosiva, arrasa a media tarde. Royal Blood -sencillos como siempre- saben cómo dejar huella indeleble no solo en el venue sino en el trato persona a persona: la intimidad hace que no sólo se les crea, sino que se les apoya.
En el lado contrario del festival -plagado, ahora sí, de shorts y pequeñas blusas además de señalizaciones para no perderse de actores e íconos del cine- Vance Joy hace del folk su territorio y transita desde lo original hasta Paul Simon. Gran momento que solo se ve opacado por Live que atrae al 2017 a esa melancolía donde la voz de Chris Cornell se recupera en I Am the Highway,
Banks experimenta entre cientos que les agrada la aventura y, un poco lejos de Aída, Sylvan Esso recupera los valores artesanales de la música para regresar a la Radio como espectáculo único de conocimiento y cercanía.
The Head and the Heart trata de sobresalir ante Banks en preparación a los principales actos del día. Disímbolos son duda.
De un lado, The XX recorren un camino en el pasado reciente para, desde la parte más minimalista de la vida, atrapar a su audiencia que se reduce por obvias razones...y es que Chance de Rapper no confrontar sino concilia a la multitud enfrente de él con el futuro, futuro complicado para todos.
Mac de Marco -quien ha hecho una sobresaliente labor musical en los últimos meses- y Kaskade -que realiza el mismo truco de siempre- no supera, bajo circunstancia alguna a demostrar, el desinterés de decenas que controlar el status quo del hotel, incluyendo a los recién egresados.
El día domingo se realizará la última escala del festival donde, una vez más, Arcade Fire deberá sustentar su discurso anti materialista por otro tipo de valores éticos y morales.
A ver si les alcanza.
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