Alfred Hitchcock, maestro en exprimir la mente
EVA DÍAZ MORENO 07/05/2018

Alfred Hitchcock / Ilustración: Luis Flores

EVA DÍAZ MORENO
El 9 de mayo, la cinta Vértigo de Alfred Hitchcock cumplirá 60 años de haberse estrenado, y aunque en su momento no fue tan laureada, ahora es uno de los referentes en la cinematografía mundial.
Esta trama deja al descubierto la esencia del cineasta británico, quien supo explotar al máximo la sique del espectador, haciendo que con pocos elementos el público usara su propia imaginación. Al menos así explican el éxito de El maestro del suspenso, creativos mexicanos como Billy Rovzar, director de Lemon Films, estudio con el que creó la serie 13 miedos y la cinta Kilómetro 31; Antonio Calvo, productor general de la puesta en escena La dama de negro; y Luis Notni, director de la compañía Teatro de Terror. Todos ellos tienen en común que saben y de hecho han echado mano de la materia prima que Hitchcock heredó al mundo.
El miedo y el suspenso tienen una razón de ser y es la falta de información. El cerebro, al detectar qué falta, entra en un modo de supervivencia, de shock o alerta, por eso es muy importante que tratemos de usar a los monstruos lo menos posible y más bien se tiene que explotar la expectativa de lo que viene”, explicó Rovzar a Excélsior.
Se abre ese canal de imaginación, hoy las películas de terror enseñan demasiado y cuanto más lo hagan dejan fuera los fantasmas internos y no hay nada peor que lo que uno trae adentro, ahí es donde Hitchcock fue un maestro, porque como no había la tecnología de hoy, sabía que todo lo que enseñara sería chafa, por eso optó por mostrar lo suficiente para que te lo imagines tú y sea mucho más potente”, dijo Calvo, quien en su obra sólo usa un fondo negro, un cajón y dos sillas para una historia aterradora.
Si tenemos todo literal ya no nos sorprende nada, pero cuando no lo tienes la mente trabaja y crea y te convierte en alguien que está desde fuera, observando y analizando las situaciones de lo cual, a final de cuentas, la mente se ocupa”, aseguró Notni.
Ésa era la magia a la que Alfred Hitchcock supo sacarle partido, y es que en las 60 películas que realizó, en las que fue director, productor e incluso hasta guionista, siempre partió de una inocente anécdota, un hecho cotidiano que de repente sufre un revés, como fue el caso de Vértigo, que es una historia de obsesión romántica, con muchos tintes de thriller policiaco.
Protagonizada por James Stewart y Kim Novak, esta cinta se rodó en San Francisco y su premisa es el amor que trasciende a la muerte.
Él, un detective retirado con fobia a las alturas, se enamora de la rubia que tiene tendencias suicidas, mismas que la llevan a morir al tirarse desde lo alto; el detective no puede hacer nada.
Después aparece una mujer idéntica a su amada y pretende transformarla en ella, lo que lleva al espectador a vivir la propia locura de los protagonistas.
Así, temas cotidianos, al alcance de cualquiera son la base de verdaderas creaciones de suspenso, como Los pájaros (1963), La ventana indiscreta (1954) o Psicosis (1960), considerada su obra maestra y de la cual, en 2013, se usó para contar los orígenes de lo que pasó a través de la serie Bates Motel.
Manejó una maestría en el suspenso. En sus películas nos llevó a lugares comunes y creaba situaciones de tensión y suspenso. Me refiero a tomar cosas como los pajaritos, qué bonitos son y de repente te muestra un ataque y qué pasaría si esto sucede.
O ese momento tan delicado e íntimo en que te bañas, te pones champú y cierras los ojos y te pueden atacar de repente, esos reversos narrativos, donde al final te enteras que hay un asesino, esos momentos son maravillosos.
Lo implementó en un momento en donde no existían esos recursos, de hecho, él fue el primero en poner un excusado en una escena, en retratar el ambiente de un baño y había magia, quizá la gente no se dio cuenta, pero sintió algo diferente, eso es suspenso”, afirmó Rovzar.
El ser humano se ve reflejado en las historias, quizá no son las mismas, pero el entrar a esas vibras que manejó Hitchcock ya se reflejó en un espejo y con esto creó conciencia y manejó situaciones emocionales o sicológicas. En este caso, el arte de Hitchcock mostró la realidad humana y eso siempre, siempre va a causar emociones”, dijo Notni.
Aunque Alfred Hitchcok murió en Estados Unidos en abril de 1980, pudo revelar de propia boca el secreto de su éxito y dejó constancia en una entrevista que le hicieron, contenida en el material extra del blu-ray de La ventana indiscreta.
La fórmula es sencilla. La gente va al cine a emocionarse, si tú no le entregas emociones, es probable que tu película no funcione. Por ejemplo, nosotros dos estamos sentados acá, tú me haces una entrevista, eso para el público es aburrido, pero si tú comienzas el relato mostrándole al espectador que debajo de nuestros asientos hay una bomba y que puede estallar en cualquier minuto, la cosa cambia”, comentó El maestro del suspenso.
Sir Alfred Joseph Hitchcock nació el 13 de agosto de 1899 en Londres, aunque después se nacionalizó estadunidense.
Siempre se dijo admirador de Edgar Allan Poe y Charles Dickens; de ahí su fascinación por el suspenso.
Su primer acercamiento con el cine se dio en 1920, cuando escribía los subtítulos de algunas películas mudas.
Después se hizo asistente de director y hasta guionista, y en 1925 presenta su primera película El jardín de la alegría, que fue una coproducción germano-británica.
Supo adaptarse a los cambios y no le afectó, como a otros directores, la transición al cine sonoro. De hecho, en 1929 estrenó su primera película con audio Blackmail.
A mediados de la década de los 30 realiza Los 39 escalones, trama en el que incluye un MacGuffin, como el creativo lo denominó que es dar un elemento de intriga en torno al que parece gira toda la trama, pero que al final es intrascendente.
Entonces, los encuadres y el uso de la cámara coloso fueron la mirada del propio espectador, y las luces oscuras y claras, más la explotación de la sicología de los personajes, e incluso la imaginación del público, ya eran elementos cotidianos del creativo.
A lo largo de 55 años de carrera cinematográfica hizo 60 cintas, entre las que destacan Los pájaros, Psicosis, Los 39 escalones, La ventana indiscreta, La soga y Cortina rasgada, entre otras.
Sus protagonistas siempre fueron rubias y delgadas, con cierta elegancia. Si por alguna razón no lo eran, las teñía, porque decía que era más fácil fotografiarlas.
Sus favoritas fueron Ingrid Bergman, en Recuerda (1945); Grace Kelly, en La ventana indiscreta (1954); Vera Miles, en Falso culpable (1956); Kim Novak y, en Los pájaros, Tippi Hedren, quien 50 años después hizo fuertes declaraciones respecto al cineasta.
Me arruinó la vida. No sé cómo llamar a aquello, pero desde luego no era amor. Cuando quieres a alguien, lo tratas bien. Estamos ante una mente (la de Hitchcock) incomprensible. Era malvado, pervertido, casi hasta peligroso”, dijo antes del lanzamiento de la cinta The Girl, en 2012, y que gira en torno al cineasta.
El británico siempre buscó aparecer en sus cintas, en breves cameos que denotaran que era su creación, así aparecía paseando a sus perros o caminando por la calle.
La televisión fue otra de las vertientes que tocó, tuvo series como Alfred Hitchcock presenta, renovado años después como La hora de Alfred Hitchcock, que se transmitió en 1955 y duró siete temporadas, repitiendo innumerables veces durante los 60 y 70.
Los homenajes se le han multiplicado y ha aparecido en series como Los Simpson y El ministerio del tiempo, donde recrean secuencias de sus cintas más emblemáticas.
La influencia del cineasta ha sido tanta que una de sus obras maestras, Los pájaros, será una realidad en formato de serie.
La BBC la está preparando. Se sabe que será una producción de Heyday Television y será un guión del irlandés Conor McPherson.
Se ambientará en el Reino Unido, después de la Segunda Guerra Mundial.
Así, sigue hasta nuestros días la influencia de El maestro del suspenso.
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