Animalería: ¿Cómo deben relacionarse los niños con los animales?
Gustavo Reyes @GusMascotas Fotos: Internet/Consultoría Canina 03/05/2019


Gustavo Reyes @GusMascotas Fotos: Internet/Consultoría Canina
En Animalería ya hemos hablado acerca de los beneficios que traen consigo los animales de compañía en los niños (consultar aquí). Sin embargo, es importante que esta relación entre los niños y los animales de compañía sea gradual, siempre de acuerdo a su edad y por supuesto siempre bajo supervisión para evitar posibles episodios negativos en los cuales se vea comprometida la integridad física y emocional tanto de los niños como de los animales.
Tareas según la edad del niño
Hasta los 3 años: el niño no diferencia el animal de compañía de un juguete. Con esta edad el niño no participa en los cuidados de la mascota pero los padres pueden empezar desde el principio en intentar enseñarle el respeto hacia el animal, a pesar de que por nivel de desarrollo el niño llegará a comprender el sentido del respeto años más tarde.
Entre 3 y 6 años: el niño puede ayudar en la realización de tareas sencillas y siempre bajo la ayuda y supervisión de un adulto: el niño puede ayudar a limpiar y llenar el cuenco del agua y el bol de la comida o puede lanzar un juguete para que la mascota corra.
Con 6 años los niños empiezan a plantearse que los animales pueden sentir dolor y pueden entender las indicaciones de cómo tratar un animal con respeto y sin hacerle daño. De hecho según muchos expertos, esta es la edad adecuada para que los niños empiecen a tener una mascota.
Entre 6 y 10 años: el niño se puede hacer cargo de más tareas relacionadas con el animal como seguir ayudando a llenar el bol del agua y el comedero, dar a la mascota un premio, jugar con la mascota, preparar juguetes caseros para la mascota de casa, recoger sus juguetes, etc., teniendo en cuenta que hay que seguir supervisando las interacciones entre la mascota y el niño.
Es a partir de los 10 años que según los expertos los niños se pueden responsabilizar de los cuidados de sus mascotas y pueden participar en tareas de más responsabilidad como por ejemplo alimentarlo, sacar a pasear un perro pequeño o mediano (Y SIEMPRE EN COMPAÑÍA DE UN ADULTO), ayudar a bañarlo, limpiar la caja de arena del gato, cepillar al animal, participar en sesiones de entrenamiento, etc. Sin embargo, no hay que olvidar que, aunque el niño sea el responsable de realizar cierta tarea, es fundamental que un adulto controle a diario si las necesidades de la mascota están satisfechas.
Es muy importante que tengamos en cuenta que no todos los niños son todos iguales ni en cuanto a desarrollo ni en cuanto a personalidad, y tampoco lo son las mascotas. Así que los adultos tienen que valorar en cada momento las tareas idóneas para el niño y los padres siguen siendo los responsables de evitar accidentes en casa, supervisando las interacciones, educando a las mascotas y enseñando a los hijos cómo tratarlas.
Ya que los animales no tienen la capacidad de comunicarse con palabras cuando no la están pasando bien pero si con acciones que si no se corrigen podría generar graves accidentes. Seguir estas instrucciones ayudará a crear un entorno seguro para los niños donde haya perros y evitar posibles mordeduras. Algunas de las recomendaciones parecerán exageradas, pero hay que considerar que al buenazo de tu perro se le puede acabar la paciencia por la razón que sea (algo de dolor, cansancio, irritabilidad pasajera, enfermedad, etc) y si los niños no están acostumbrados a tener comportamientos con ellos, podría ocurrir un drama...¡Es mejor prevenir que curar! Por ello es muy importante que enseñemos a los niños lo que NO se debe hacer con un perro, a entender sus señales comunicativas y lo que deben hacer cuando se encuentran con un perro.
1) Lo que NO deben hacer con un perro:
- No abrazarlo o besarlo: esa es un expresión humana para mostrar afecto, pero a ellos no les suele gustar.
- Tampoco hay que acariciarlos encima de la cabeza: podría asustarse o querer seguir el movimiento de la palma de la mano y asustarse y asustar al niño. Lo mejor es que se siente a su lado y lo acaricie en el lomo o al lado del cuello, eso sí que a muchos perros les encanta

- No poner su cara cerca de la del perro: si se asusta, su reacción puede ser morder.
- No echarse o sentarse encima de ellos: a nadie le gusta eso
- Evitar juegos que puedan activar su instinto depredador o que les provoque mucha excitación para evitar que salten sobre los niños para atraparlo.
- NUNCA hay que reprimir los gruñidos de un perro: son una advertencia que están incómodos; en lugar de reprimirlo, hay que alejarse y darle su espacio porque la próxima vez ya no habrá advertencia y morderá.
- No hay que molestarlos ni acercarse cuando estén dormidos, mientras comen, cuando están con su juguete favorito, heridos o enfermos. Es mejor esperar a que el perro venga cuando esté disponible.
- Por ninguna razón hay que pegarle a un perro, ni tirar de sus orejas o cola o pelo. Enseña a los niños a ser amables con ellos. Pueden rascarle detrás de las orejas y los laterales del cuello.
- No meter la mano o entrar a su casita: si el niño quiere acariciar al perro mientras está en su casita, que pida a un adulto que saque al perro de su refugio.
- Si por la razón que sea, el perro no parece contento cuando un niño se acerca a él, hay que respetarlo y no forzarlo ni al niño a interactuar.
- Si el perro está demasiado excitado hay que enseñar al niño a quedarse quieto como un árbol, de pie con los brazos cruzados delante de la barriga y mirando sus pies. Que el niño no se mueva para nada, como el juego de congelados, ya que pronto el perro se aburrirá y se irá a otro lado.
- No correr ni gritar alrededor del perro: si el niño corre, el perro puede creer que se trata de un juego y si grita puede pensar que es una amenaza y atacar al o los niños para defenderse.

En el mercado existen muchos libros para que los adultos enseñen a los niños a relacioarse correctamente con los perros, pero hay muy pocas opciones de bibliografía escrita especialmente para los niños. Por ello, les recomendamos la colección de 3 libros de Sumara Marletta, etóloga española, con ilustraciones de Fernando Calderón, KNS editores. Cada libro está escrito de manera divertida y positiva para los niños y cuentan con actividades y una guía práctica al final (ver aquí)
LA NIÑA QUE SABÍA DE PERROS: especialmente para los niños, para que puedan entender y conocer mejor a sus mascotas de una manera entretenida, didáctica y divertida, aunque también es un libro que pretende dar voz a los perros, que en silencio son malinterpretados por aquellos que más quieren. Los perros no son peligrosos ni representan ninguna amenaza para los niños si se aplican unas pautas básicas de convivencia.

MIRIAM EDUCA A SU CACHORRO: enseña a los niños cómo educar a su cachorro, desde el conocimiento, el respeto y la empatía.

DENTRO DE TU CORAZÓN: Acerca a los niños desde la ternura y la sensibilidad el tema de la pérdida de un ser querido de una manera muy sencilla y sin juicios, constituyendo así una herramienta de apoyo para padres y educadores.

¿Existen razones por las que no sea recomendable que un niño tenga un animal de compañía?
Ya que prácticamente hemos hablado sólo de los beneficios que tiene en los niños el que crezcan acompañados de un animal, hay algunos casos podría ser algo contraproducente; específicamente si el niño padece alguna enfermedad que por orden médica le impida tener una mascota o si el niño es agresivo con los animales.
Si es el primer caso, siempre se deben seguir las recomendaciones del médico para cuidar la salud del niño, sin embargo si se trata de la segunda razón, es necesario que profundicemos y en la medida de lo posible descubramos qué origina la agresión por parte de los niños hacia los animales ya que en la mayoría de los casos puede ser indicio de algún trastorno psicológico o incluso algún tipo de abuso del cual es víctima el niño.
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