Animalería: Humanizar a nuestras mascotas…¿Cuánto es suficiente?
Gustavo Reyes @GusMascotas 23/11/2017


Gustavo Reyes @GusMascotas
Numerosas veces hemos escuchado que comparar a los perros con personas está mal. Decir que un perro está enojado o molesto puede despertar respuestas como: “Es un perro, no una persona. Los perros no se enojan.” Pero antes de poder determinar si lo anterior es correcto o no, debemos entender qué significa la palabra antropomorfismo.
El antropomorfismo se refiere a cuando atribuimos características o cualidades exclusivas de los humanos a animales de otras especies —un sinónimo de antropomorfismo es “humanizar”; término que normalmente escuchamos en expresiones como “no humanices a tu perro, no es una persona—. Sin embargo, no todas las comparaciones que realizamos entre nuestros perros y nosotros caen en la categoría de antropomorfismo.

Tanto perros como humanos pertenecemos al reino animal y somos mamíferos. Como mamíferos, compartimos muchas características, entre ellas la capacidad de sentir emociones. El cerebro primitivo (el sistema límbico) es el responsable de la química cerebral que genera emociones como el miedo, la angustia, el disgusto, el enojo, la alegría, la sensación de placer, etc. Esta parte del cerebro existe en todos los mamíferos, por lo tanto, comparar las emociones de un perro con las nuestras, no está del todo equivocado.
Generalizar el hecho de que “humanizar” a los perros es incorrecto, nos ha llevado a volvernos un tanto insensibles a sus necesidades psicológicas y a sus estados emocionales; como por ejemplo cuando creemos que los perros pueden vivir el 100% del tiempo en patios porque “son perros” e ignoramos que como individuos de la especie canina tienen necesidad de contacto social, de ser parte de la familia y por tanto de convivir con nosotros.

Por otro lado, atribuirle el 100% de las características humanas a un perro, también nos ha llevado a cometer graves errores en la forma en como los tratamos, distorsionando así su realidad. Por ejemplo:
Pasear a un perro SANO en una carreola es una acción antropomórfica que daña la psique del perro pues éste no puede olfatear, sentir el suelo, caminar y explorar su entorno como lo indica su naturaleza.
Interpretar sus estados emocionales o necesidades fisiológicas desde una perspectiva humana. Si bien compartimos las emociones y sentimos de maneras similares, los perros no reflexionan e interpretan esas sensaciones de la misma forma en la que lo hacemos nosotros. Por ejemplo, una hembra que no se aparea y no tiene hijos, no se siente frustrada y tampoco “quedará traumada” por no poder “realizarse” como madre.

Creer que un perro te guardará rencor o “se vengará” por dejarlo solo todo el día. Si te fuiste a trabajar 8 horas y al volver a casa encuentras todo hecho un desastre, no es porque tu perro esté tomando represalias contigo por haberlo “abandonado”. La explicación real puede tener relación con un problema de ansiedad por separación o simplemente con el hecho de que tu perro está aburrido y tiene mucha energía para gastar. La mirada culpable también es otra interpretación equivocada en la que caemos con frecuencia.

Aún tomando en cuenta errores como los mencionados en la lista anterior, es muy fácil que ignoremos lo que sienten nuestros perros, pasando por alto sus miedos e inquietudes sólo porque caemos en el error de pensar que “humanizarlos” en ese sentido, es algo incorrecto.
Antes de catalogar algo como antropomorfismo… Recuerda que SÍ nos parecemos en gran medida a otros mamíferos, y esto incluye a nuestros perros.

¿Cómo podría un ser humano ser empático con otras especies animales si no fuera reflejándose a sí mismo y encontrando similitudes que le permitan identificar sentimientos y situaciones? Nuestra principal herramienta de entendimiento sobre el mundo que nos rodea, somos nosotros mismos y es inevitable partir de nuestra propia experiencia para poder comprender lo que siente, piensa y experimenta otro ser vivo.
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