Energía pura y metalera en el Corona Hell & Heaven
AZUL DEL OLMO Y JORGE SANTAMARÍA/ Fotos: @hhfest 07/05/2018

AZUL DEL OLMO Y JORGE SANTAMARÍA/ Fotos: @hhfest
Energía, nubes, una amenaza de lluvia, un dragón, el escuadrón H&H y mucho metal fueron los ingredientes de la segunda jornada del festival Hell & Heaven 2018, que reunió a 80 mil personas en la Curva 4 del Autódromo Hermanos Rodríguez.
Después de que en el 2011 Dave Mustaine decidiera acortar su presentación a 30 minutos en la edición del Hell & Heaven que se realizaba en Guadalajara, la banda Megadeth le dio una nueva oportunidad al festival.
A las ocho de la noche y con el viento soplando a su favor, Megadeth se apoderó del escenario Corona Hell, donde con Hangar 18, Wake Up Dead y un par de flamazos que salieron de las puntas del escenario, arrancó la velada.
Hola México”, lanzó Mustaine antes de que los primeros acordes de In my darkest hours y Sweating bullets se apoderaron de la multitud aglomerada en la pista del autódromo.
Muchísimas gracias”, dijo en español Mustaine para dar paso a temas como The treat is real, Dystopia, Symphony of destruction -donde el público gritó “megadeth, megadeth, aguante megadeth”- y Peace sells, completaron el set de 80 minutos.
Puntual a la hora indicada en el horario del festival, Marilyn Manson apareció en el AT&T Heaven Stage para deleitar a sus fans que corrían por la pista del Autódromo Hermanos Rodríguez.
Cry little sister fue el tema encargado de abrir la presentación del estadunidense; sin embargo, un mal audio que no se escuchaba logró sacar de sus casillas al rockero, quien al término de la canción arrojó el micrófono al suelo para después esperar unos minutos y retomar su actuación.
Parecía que las cosas mejoraban para Manson, pero el poco volumen que se escuchaba en el escenario tenía desconcertado al público, que trataba de seguir temas como The reflecting god y This is the new shit.
Tan sólo llevaba 20 minutos de show, una pausa de un par de minutos para ajustar otra vez el audio –lo cual no resultó como esperaba, ya que siguió sin escucharse– fue como sonó Disposable teens. “Súbele, súbele, súbele” era la petición del público ante un músico que daba abrazos la bandera mexicana en muestra de cariño al país. “Los amo”, dijo antes de completar su presentación de una hora con Obscene, The rock show, Sweet dreams y The beautiful people.
Las sorpresas
Nadie creía en Skindred; muchos ni los conocían. Hacían bromas con Benji Webbe porque es negro y con el contraste de la pantalla ni se veía. Había que sumarle que su bandera británica era negra.
Pero no importó. Ni racismo ni nada. El grupo británico puso un gran mosh pit en el Alternative Stage. That’s my Jam fue la canción.
Por favor! Quítense la playera y agítenla”, gritó el vocalista. Todos obedecieron, hasta las mujeres, que se quedaron en bra. Pero tanto reggae, metal y dubstep lo ameritaba. La nube de humo olía a mota y llamó a la seguridad del inmueble que prefirió grabar una rola de la banda que ir a perseguir al culpable, cuyo único delito fue fumar.
Muchos se fueron. Una chica ya estaba rendida, hinchada en alcohol y destruida. Mientras una minoría caminaba a ver a los Hawthorne Heights. La primera vez que visitaban la CDMX, pero con un cúmulo de chicos pop punk que los habían esperado por mucho tiempo.
JT, el vocal de la banda, lo vio. “Nos tomó mucho tiempo venir, pero eso es lo emocionante de ir a lugares nuevos: absorbemos cultura tanto como podemos y la adaptamos. Prometemos volver pronto”, dijo.
Saying sorry, Niki FM y Ohio is for lovers fueron las mejores rolas del set.
La amenaza de lluvia estaba latente. El cielo era gris. Apenas caían unas gotas, pero todos a salvo. Aunque GWAR pensó lo contrario. Sacó un disfraz de Donald Trump, barrigón, y le mutiló el exceso de grasa y una lluvia de sangre de colores bañó a los metalheads.
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