Juan Rulfo, el creador de lo mágico
Demian Ernesto 15/05/2018

Juan Rulfo, el creador de lo mágico (Foto: Cortesía Zuma Press)

Demian Ernesto
"Para qué escribo más libros, si ya tengo dos", decía Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, mejor conocido como Juan Rulfo (Sayula,Jalisco, 16 de mayo de 1917 - Ciudad de México, 7 de enero de 1986) cuando le preguntaban si pretendía escribir más libros. Sin embargo, su obra es desbordante, a pesar de no constituirse de largos o múltiples libros: 'Pedro Páramo', 'El Llano en llamas' y 'El gallo de Oro' fueron sus producciones terminadas. Hizo un microcosmos con poco, pudo ver aquel infinito (o Aleph) del que hablaba Borges, en una pequeña población: Comala. Lo mágico fue para él materia de trabajo y no sólo eso, encontró lo maravilloso que se encuentra en lo cotidiano.
Su forma de describir, de actuar ante el lenguaje, de ser lenguaje, lo han vuelto el escritor mexicano más leído de la historia. Resaltó la parte poética de la naturaleza y del hombre en su producción cultural. Retrató como nadie la pobreza y marginación que hoy en día, se pueden ver sin mucho esfuerzo en nuestro país. Amó la forma en la que hablaba nuestro pueblo, antes que hacerla menos. Superó los esfuerzos europeizantes de muchísimos escritores previos y posteriores para fincar una identidad mexicana en su literatura. Rulfo no copió a nadie más que a sí mismo, porque él se sabía parte de una tradición milenaria: la mexicana.
Alabado por escritores de todo tipo, reconocido por instituciones en todo el mundo, fue también uno de los más injustamente olvidados por el Premio Nobel de Literatura (como lo fue Jorge Luis Borges). Probablemente por su careta despreocupada de cumplir con el status quo del escritor. Rulfo vestía normal, era un tipo loco pero absolutamente normal. Un genio irreconocible entre la multitud. Fue, como muchos escritores con sus capacidades, soslayado y rechazado: el fracaso fue para él, como para Baudelaire, imprescindible.
Estudió en la Universidad de Guadalajara con poco éxito, la academia nunca le gustó. Comenzó en esa época su producción literaria con cuentos que hoy son igualmente recordados, publicados en la revista América. Conoció a personajes emblemáticos de la literatura, pero con ninguno estrechó más amistad que con su tío Celerino, quien aseguraba, "le contaba todo". Además, gustaba de viajar, ser un trotamundos por México fue uno de sus más grandes placeres, por ello conoció tanto la patria que supo escribir de forma excelsa.
Un escritor sin ambiciones, una persona sencilla... una vida mágica por ello, ¿qué es hoy tan mágico como la sencillez? Nada, o casi nada. Para él, escribir era un sufrimiento, por eso lo hacía poco y discretamente. Me recuerda a aquel proverbio chino que rezaba: "El cisne calla toda su vida, para cantar una sola vez antes de morir".
No hay nadie más grande que Rulfo en la narrativa mexicana. Rulfo hizo pueblo mágico a Comala antes que ningún gobernador o institución. México es más México gracias a Juan Rulfo. Leerlo es una deuda que todo lector tiene o tendrá en la posteridad, sea mexicano o no.
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