RMX, un legado de 12 años

Gonzalo Oliveros   30/01/2018

Gonzalo Oliveros | Colaborador

Gonzalo Oliveros lleva más de tres lustros en la creación y producción radiofónica. Comenzó como parte del equipo creativo de NRM, de donde saltó...

¿Cómo llegamos aquí? El que una estación de radio del corte “juvenil”, mejor dicho “alternativo juvenil” llegue a doce años es una proeza. En un país donde los ejecutivos de disqueras y de medios piensan que la juventud se mueve por resortes de consumo similares y la masa deja más que el nicho, el mantener un concepto como RMX no es heroico, ¡es increíble!

Rock 101 y WFM llegaron a esa edad antes de desaparecer. RadioActivo cumplió, si mal no recuerdo, un año más. Por eso, la estadía de RMX debe de ser celebrada. Tal vez, aún más, por nosotros que nos hemos aferrado a hacer una radio que tenga diferencias con la mezquindad con el que se maneja el cuadrante.

(RMX a través de los años y la música)

Pero, regresemos a la pregunta: ¿Cómo llegamos aquí? O, mejor dicho, ¿Cómo llegó ese equipo que, hoy, está al aire, hasta esos espacios?

Permítanme hacer un poco de memoria personaje por personaje.

La primera vez que escuché de Daniel Moad fue en un programa de radio donde su ex tío trabajaba...o trabaja. Era, en ese entonces, un puberto. Años después, lo conocí en persona en un Corona Capital -de hecho, en el mismo corona conocí a Leo Arriaga, uno de los integrantes de ese exitoso programa llamado el “Triste Turno”-. Tiempo después, recuerdo que hicimos juntos una emisión del famoso CU4TRO y, ya fuera de Ibero, Moad tocó la puerta con un proyecto que reconocía lo mejor del entretenimiento. Se llamaba Favorito y tenía grandes personajes al aire. Ojalá regresen a hacer más en RMX.

Moisés llegó vía Regina -quien, a su vez, llegó recomendada por Fernanda Familiar para que fuera mi asistente. Después fue todo menos eso-. Ella sabía que, ante las penurias económicas de la estación -siempre hemos sido muy austeros aunque no lo crean-, necesitábamos alguien que tomara fotos en los festivales que se llevaban a cabo en la Ciudad de México. Desde entonces, el Sr. Triana ha hecho eso y más para ayudar a crecer la estación.

Tiro llegó de modo distinto. Cuando llegué, junto con Luis Gerardo Salas a WFM, había en una de las paredes un dibujo despectivo hacia mí y Luis. “Cógeme como lo hacías en código”, decía el mural hecho por un cobarde que trabajaba ahí pero que fue adjudicado a un elemento que ya no lo hacía: Antonio Escobosa. Con el tiempo, supe que no era él y que ese tampoco era su nombre real. Talentoso, le ofrecí una sección en un programa que tenía en Reporte que, después, creció a algo más junto con Héctor e Israel. Ese proyecto se convertiría en Licuado.

Joanna llegó por accidente. Todas las tardes, mientras hacíamos el Combo, ella pasaba por los pasillos de Imagen en Mariano Escobedo. A veces sola, a veces acompañada de Lucila e Yves, el hombre del nombre raro. Yves comenzó a ayudarnos en la entrega de regalos -de ahí, saltó a ser director de una RMX en el país- y, una tarde, Joanna entró a enseñarnos su gusto musical. Estuvo ahí un rato hasta que decidió irse a probar suerte en la vida normal. No duró mucho, no era para ella. Tras el intento, regresó a RMX a ser lo que es hoy, lo que ha sido siempre: una insolente.

Eduardo tenía con menos conocimiento musical que Joanna a su llegada. Si lo niega, miente. De hecho, cuando hizo su prueba para ser locutor de la estación, Tania García le sopló todo lo que me tenía que decir. Aún con la trampa, se quedó como locutor y coordinador en San Miguel. Logró crecer y saltar de Querétaro a la Ciudad de México. Antes, pidió le ayudáramos a ser lo que siempre quiso además de ser locutor, piloto aviador. RMX le cumplió ambas.

Nacho Lozano es otro boleto. Imagen lo había contratado para realizar los comentarios noticiosos de su programa matutino de revista. Era una oportunidad que no podíamos desaprovechar. Al inicio, Nacho creía que yo no lo quería -ya saben, crea fama- pero, ¿cómo no querer en tu equipo a quien será digno sucesor de la camada saliente de comunicadores? Tendría que ser muy idiota y, sobre todo, eso no soy.

Karina Michel seguro no recuerda cuándo la conocí. Yo, en cambio, tengo buena memoria: en 2004, realicé un viaje a Guadalajara para revisar qué estaba pasando en SuperStereo. Miembros de disqueras llegaron a preguntar por qué Imagen estaba haciendo una estación de Hip Hop sin avisar. Obvio, nadie sabía. Llegué a Guadalajara y, sin conocer nada, pedí me llevaran a un centro comercial. El taxista me llevó a Centro Magno. Ahí, camine seis cuadras -más o menos- al edificio Unión. Era la primera ocasión que visitaba lo que sería la casa matriz de RMX. Ahí, estaban José Lino Vázquez y Mauro Hernández que platicaban. Al aire, Karina Michel. La siguiente ocasión que la vi llevaba unos días de una operación de nariz, lo siguiente es historia.

Cuando me avisaron que el concepto RMX estaría en San Miguel y en Torreón me pidieron que hablara con los directores de cada una de las plazas para revisar qué talento podía quedarse y cuál debía de ser despedido. ¡Dios, que difícil fue Torreón! La reticencia de ventas y de los propios directivos era brutal. No querían el concepto de Imagen y menos el de RMX. La negativa era un virus que terminó por matar -junto con otros factores- al concepto en ese lugar. Pero antes, el director que entonces estaba en funciones me pidió escuchara y platicara con los locutores que estaban al aire. Escuche a algunos de ellos y a otros los conocí por teléfono (entre ellos a Héctor Ramírez, quien triunfa ahora en el país con su personaje “Rosa Concha”).

Tras de explorar las opciones, el director tuvo una última llamada donde me advertía que la locutora que faltaba no era del perfil y, seguro, la correría, Miriam Rascol fue la única que se salvó de todos no una, sino dos veces pues, a su regreso de España -donde fue tarotista y bailarina de peep show, según sus relatos-, insistí en que retomara su espacio en la estación sin importar día u horario. Hay que rescatar la irreverencia.

A Héctor Padilla lo conocí en una PC de Radiopolis, donde dirigió su mirada de forma entre violenta y despectiva la primera vez que me vio en 99. Parte del equipo de la etapa final de WFM, Padilla se quedó como uno de los miembros del equipo de promoción de WRadical. Presentó varios proyectos para entrar al aire. Pegó uno: El Combo. Luego, por orden de Luis, le quitamos el nombre y lo fuimos prodigando. Pada me quitó a mí, mi espacio de las 9 de la mañana y, a mi salida de W, defendió una insidia en mi contra. Eso no menguó su talento y tenacidad. Regresé a trabajar con él en Polvo y es uno de los fundadores de RMX.

Jair no es fundador pero casi. Gabriel Altamirano lo convocó para que fuera su asistente y, de forma encubierta, pasara como uno de los nuevos talentos emanados del rastreo que hicimos en 2006. Trabajador y modesto, creció poco a poco. A veces pedante -aun ahora- conoció malos y extraordinarios momentos gracias a la estación. Viajó por el mundo, entrevistó a sus ídolos y hasta fue despedido al aire por usar el típico ataque sobre mi orientación sexual para sentirse superior. Sí, también él cayó en la típica ruta del estilista contra el peluquero. Ahí sigue, espero siga.

Jole es el recomendado como Gabriel pero, también, la primera generación que creció escuchando RMX. Querétaro, estudió en las clases que Eduardo Vargas daba mientras escuchaba la estación. De la mano de Vargas, llegó con Israel y laboró en Coca FM de donde, un día, salto a ayudar en las transmisiones de 212 donde Eduardo llevaba la coordinación de aire. Poco a poco, pidió oportunidades de la forma más honesta: sin pedirlas, solo con trabajo. Hoy, de radioescucha es la apuesta más ambiciosa al aire.

A Víctor Zenteno la sucedió algo parecido. Entró a RMX en la camada de voluntarios que, año con año, piden algo en la estación. Muchos quieren aire de forma permanente y, muchos más, no soportan un regaño mío. La piel se debe hacer gruesa para continuar en una estación de excelencia puesto que si lo único que quieres es privilegio, lo obtendrás de forma efímera. Desafiante hacia su familia, Victor obtuvo antes de sus 25 años el puesto de coordinador general de la estación, como lo obtuve yo en Rock 101 (o como quieran llamarle) hace muchos años.

Bettina Y Paulina Carreño son obsequios de Zarzosa (que hoy no estará en esta lista, pero tiene una historia similar). Profesor de ambas en el ITESO, decidió que su programa de cultura no podía morir a su ida a países nórdicos. El profesor decidió hacer una mezcla interesante donde ambas y Alex Desavre seguirían con su fina variedad. El programa terminó pero no su talento que, aun hoy, es notorio dentro y fuera del aire.

Pablo ha tenido dos oportunidades gracias a su terquedad. Él, junto con su amigo Fernando (o “Micro” para sus cuates) mandaron un proyecto llamado Virus para RMX. Llegaron hasta el final del famoso rastreo de inicios de la estación. Contratantes en todo, Pablo se volvió cómplice de Micro cuando se voló (o robó, ustedes decidan el verbo) una serie de boletos del concierto de Roger Waters en el 3 de marzo. El lado oscuro de la luna le llegó durante dos años a Pavlog. A la salida de Roberto Guzmán, regresó para demostrar que no solo era fan de la estación, sino uno de sus más relevantes constructores.

Miguel Solís ya era una figura al llegar a RMX. Conocía a todo el rock iberoamericano y era respetado por ellos. Despedido del IMER dentro de una de sus purgas originadas por la grilla interna y tras de asistir a un 212, llegó para ver en qué ayudaba. Los primeros programas los hizo conmigo y lo ideamos diez minutos antes de entrar al aire: yo pondría una canción y el respondería con otra. Como era a las 16 horas el programa se llamaría CU4TRO. De ahí, la historia continúa.

A Rodrigo García lo acercó el 212 y el afán en Torreón. A la salida de Rascol para emprender su aventura hispana, la solución que encontramos para cubrir sus funciones fue dividir su trabajo en cuatro. Sí, así de eficiente era.

Ana Araujo -hoy una Nutrióloga casada con un actor famoso- sería quien acompañaba al noticiero de Jorge Torres y las relaciones públicas las haría José Alfredo Sánchez.

Sin embargo, faltaba el aire. Decidimos crear un programa llamado Altavoz donde la voz cantante la llevaba Zarzosa (miren, si salió en este recuento) y, a su lado, un escuálido músico llamado Rodrigo que, al aire, se hacía llamar el Sr Robatero. Con el tiempo voz, talento y cuerpo engordaron, al igual que el mal carácter. Esa es otra historia.

Para terminar, Roció. Al llegar a Guadalajara, Jorge Huerta me pidió entrevistar a una locutora que estaba contemplada en uno de los proyectos que llegaron antes de lanzar RMX (porque, sí, había varios proyectos alrededor). Rocío acababa de regresar de Cozumel donde había perdido muchas cosas tras Wilma. Con su madre enferma, se enfrentó también a una exigencia de mi parte: para renacer en RMX debía enterrar a la “Chío Baby”. Aún, a la fecha, se reinventa día a día. Dice que no tiene fuerzas para rendirse y le creo: las usa para vivir.

Podría continuar con las historias de cada uno de los que está el fin de semana o cuando la estación se transforma en otra a la medianoche, pero me entusiasma más el pensar que, en un futuro, podré contar o, por lo menos, recordar historias con otros protagonistas que, como todos nosotros, quieren cambiar al mundo a partir de presentar una canción, contar una historia, demostrar un sentimiento o desarrollar una idea.

Eso es RMX, la capacidad de usar la palabra para explotar una emoción en el escucha, ir más allá de lo didáctico y, desde lo sensacional, mover al país.

No sé cuántos días más me queden en este privilegiado lugar. Sé que, momento a momento, he intentado crear un espacio que se encuentre no solo en libros de historia, sino en el legado de cada uno de los escuchas que, al escuchar nuestras voces, saben qué hay medios aun que luchan por ser honestos y abrir la perspectiva, aunque se arriesgue todo hasta el punto que no se llegue a otro año más.

Pero, ¿valdría la pena de otra forma? No, no lo creo.

¿Cuál es su historia con RMX?

¡Muchas Felicidades!

¡Muchas Gracias!

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