Ruido, lágrimas y devastación: Así celebramos los X años de NRMAL
Héctor Eli 03/03/2019


Héctor Eli | Conductor
Comunicólogo egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Comenzó su trayectoria profesional en Ibero 90.9 FM, estación de radio...
Este sábado 2 de marzo celebramos una década de existencia de NRMAL, uno de los festivales de música que han apostado por lo emergente, la multiculturalidad y a todos aquellos que buscan refugio en los sonidos de diferentes latitudes.
El día comenzó con una oda al noise rock y el garage en su máxima expresión a cargo de El Shirota, agrupación originaria del norte del Estado de México que refleja a través de sus acordes la frustración constante de todos aquellos alienados de la urbe.
La banda interpretó su más reciente sencillo, “Carreta Furacao” y temas que los han colocado como una de los proyectos más vanguardistas de su escena como “Intro”, “Tres de la mañana” y “Chiluca”; esta última incluida en su primer EP, Chiluca No Es Satélite de 2015.
La siguiente banda en musicalizar una tarde alumbrada por el sol que preludia la entrada de la primavera fue Canalón de Timbiquí, grupo colombiano de música folclórica que hizo bailar a toda la carpa Musikplatz con rumba, y que envío un mensaje desde su escenario para todas las mujeres en Latinoamérica, apoyando la causa de la empoderación femenina.
Antes de que cayera la noche, Golden Dawn Arkestra ambientó el festival con su estilo ecléctico, sonorizando el Deportivo Lomas Altas con funk, soul y tropicalidad.


Ya bajo la oscuridad y con un creciente número de personas que esperaban su turno para comprar algo de beber, Beak> se apareció en el escenario principal para ofrecer un espectáculo donde la electrónica y su caracteristico estilo kraut se unieron al interpretar las canciones de su disco >>>.

El que se ha hecho llamar “hombre del espacio” desde principios de la década de los noventa, Jason Pierce, llegó por primera vez a México con Spiritualized y presentó uno de los shows más memorables de la noche, ofreciendo un espacio de catarsis a todos aquellos necesitados de vaciar lágrimas.
Entre el gospel, el space rock y algunos elementos de folk como una “steel guitar” inolvidable, Pierce y compañía llenaron de melancolía el venue ubicado en la CDMX a través de algunas de las canciones más entrañables de su discografía como “So Long You Pretty Thing” y tracks incluidos en su más reciente disco And Nothing Hurt.

El cierre fue contrastante; primero, bajo la casi completa oscuridad, Mazzy Star reavivó las sensaciones de nostalgia que dejó la banda británica y al finalizar su presentación, Death Grips se adueñó del festival arrebatando a los asistentes a un viaje devastador con beats incesantes demostrando por qué NRMAL es uno de los festivales más necesarios de nuestro país.
COMPARTE TU OPINIÓN