Simone de Beauvoir, la rebeldía del pensamiento
Demian Ernesto 09/01/2018

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Demian Ernesto
Simone de Beauvoir (París, 9 de enero de 1908-París, 14 de abril de 1986) hizo de la filosofía materia para denuncia para exponer las injusticias sociales contra la mujer. Su desbordante intelecto le ayudó a conocer y reconocer los problemas que constituían, en su tiempo (que es el nuestro), la configuración de la identidad, el género, la sexualidad y demás inquietudes problemáticas en torno a la discusión sobre lo femenino.
Su pareja, Jean-Paul Sartre, le acompañó en su camino de forma incuestionable. Le ayudó en cada discusión, reflexión y le motivó como pudo. Sartre asimismo, la amaba y se lo demostraba cada que podía, como al dedicarle el mayor trabajo que realizó "El Ser y la Nada". Castor, fue el sobrenombre que él le dio a Simone. Una pareja entrañable, poco vinculada a los cánones de la posesión amatoria: su emblema fue la libertad. Envejecieron juntos y juntos estuvieron hasta el final, un maravilloso libro de ella, La ceremonia del adiós (uno de sus varios textos biográficos, todos entrañables), cuenta los días de vejez de ambos, con todas las vicititudes y maravillas para considerar a esta pareja como legendaria.
Y juntos también, triunfaron en la filosofía y en su camino intelectual unificado; mismo que buscó sobre todo, más que cambiar a la filosofía, cambiar al mundo (como lo estipuló Karl Marx). Conocieron al "Ché" Guevara, se insmiscuyeron en el famoso Mayo del 68 francés; hicieron lucha social. Y Simone tuvo siempre sobre la frente el emblema feminista: la preocupación por reconocer al género femenino en el reino de la libertad. Hoy pocos son los filósofos comprometidos con su realidad social, temor compartido tanto por Simone como por Jean-Paul en su momento.
Consciente de la opresión que milenariamente han vivido las mujeres (en mayor medida por hombres, pero también por mujeres), señaló las debilidades y fracturas sociales que llevaron a tal situación al mundi. Escribió su obra mayor: El segundo sexo. Un tratado sobre la condición de la mujer contemporánea, sobre su sensibilidad y alcances intelectuales, sobre la represión silenciosa y/o deliberada que generacionalmente se le inculca.
También escribió maravillosas novelas, como Los mandarines o La Mujer Rota. Igual que Sartre, alabó a la literatura y los poetas. Simone fue una mujer rebelde que amó el pensamiento y la vida. Enseñó a luchar de manera inteligente, configuró el sentido de la lucha desde y por la palabra. No sólo el movimiento feminista le debe memoria, sino las sociedades en su conjunto.
Harán siempre falta más intelectuales como ella.
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